Nací en el año 1973 en la ciudad de La Plata en una familia de clase media trabajadora.

Mi abuela paterna fue directora de escuela, de carácter fuerte y muy moderna para su época. Mis tres hermanos y yo fuimos criados en un hogar donde el sostén fue mi madre. De ellas aprendí el sentido del deber, el compromiso y la responsabilidad.

Desde muy joven trabajé en el Estado y cerca de la gente en los barrios populares para responder a sus necesidades con políticas sociales. Allí conocí el amor por Perón y Evita y mi crianza en una familia con cierto origen radical fue interpelada rotundamente. Abracé el peronismo y la sensibilidad social que tengo desde pequeña encontró su camino de expresión.

Con Néstor y Cristina viví las transformaciones profundas que se logran con la gestión política en la vida de las personas y sobre todo en las comunidades populares. Fue durante esos años que pude observar cómo la casa de chapa pasó a ser de material, la calle de tierra se convirtió en asfalto, los comedores antes repletos de pibes y pibas que iban a comer evolucionaron en espacios de contención escolar y centros de actividades culturales. Vi cómo se levantaron fabricas, parques industriales y cómo la Argentina generaba millones de puestos de trabajo, viví el momento de transformaciones más importante del cual tengo memoria. Viví la reconstrucción de la Argentina después de la crisis del 2001 y vi poner a la Argentina de pie.

Con Alberto y Cristina nos tocó la tarea de Reconstruir la Argentina y volver a ponerla de pie. Nos quedó mucho por hacer, pero hoy sabemos que tenemos mucho más por delante y por trabajar para construir definitivamente una patria libre, justa, soberana e inclusiva.